Volver a las fuentes del carisma para revigorizar la vida y la misión

Misioneros en el Santuario de la Consolata, Turín – Foto: Gianni Treglia IMC

Los misioneros reunidos en el XIV Capítulo General peregrinaron para beber en las fuentes del carisma consolatino-allamaniano: Turín, Castelnuovo y Alpignano.

Por Julio Caldeira IMC *

En el marco del XIV Capítulo General, del 17 al 21 de junio, los misioneros capitulares realizaron una peregrinación a las fuentes del carisma de la congregación en la región del Piamonte, al norte de Italia. Los Misioneros de la Consolata y las Misioneras de la Consolata fueron fundados allí en 1901 y 1910 respectivamente, a los pies del Santuario de la Virgen de la Consolata de Turín por el Beato José Allamano.

Durante los días en el Piemonte estuvieron en Turín, Castelnuovo y Alpignano, confiando el Instituto a la protección de Nuestra Señora de la Consolación y del Fundador, el Beato José Allamano, los misioneros y las misiones se extendieron por todo el mundo.

Castelnuovo

A 40 km de Turín se encuentra la ciudad de Castelnuovo Don Bosco (antes llamada Castelnuovo d’Asti), donde nació el Beato José Allamano el 21 de enero de 1851.

Casa natal de José Allamano

La primera parte de la visita fue a la casa natal del Fundador de los Misioneros de la Consolata, en la parte baja del centro histórico de la ciudad. José Allamano es el cuarto de los cinco hijos del matrimonio formado por Giovanni Allamano y Maria Anna Cafasso, que vivieron en la casa en el siglo XIX. Esta hermosa residencia familiar se ha convertido en destino de peregrinación con un itinerario que reproduce en gran medida la vida de los primeros Allamano.

José Allamano y la Consolata en la casa del Fundador – Foto: Julio Caldeira IMC

Situada en una pequeña callejuela apartada de la calle principal, encontramos una puerta en forma de arco, típica de la campiña piamontesa, donde se alza la casa. En el patio central hay un pozo y un jardín. La casa consta de una planta baja y otros dos pisos.

En la planta baja, a la izquierda de la escalera, está la cocina con la chimenea y la cocina originales, que, además de cocinar, servían para calentar la habitación. A la derecha, donde estaba el establo, está ahora la capilla, con diversos elementos culturales.

En el centro está la escalera que conduce a la siguiente planta de la casa, donde estaban los dormitorios. En la primera habitación de la derecha, donde nació José Allamano, está representada una habitación con muebles de la época. En la tercera habitación hay algunas reliquias, objetos utilizados por el padre Allamano y los restos del ataúd que guardó su cuerpo hasta 1990, año de su beatificación. La sala de la izquierda se ha convertido en una exposición sobre la vida de José Allamano.

habitación donde nació José Allamano – Foto: Julio Caldeira IMC

En la parte superior de la casa estaba el granero. En estas salas hay exposiciones fotográficas que ilustran la vida y la misión en los distintos continentes, así como la organización de la familia de la Consolata. En la última sala se encuentra la habitación donde se alojaba San José Cafasso cuando visitaba a la familia.

Casa de San José Cafasso

A pocos metros, subiendo por la plaza principal de Castelnuovo en dirección a la iglesia parroquial, se encuentra la casa donde nació San José Cafasso, tío materno de José Allamano, el 15 de enero de 1811.

Casa natal de San José Cafasso, en Castelnuovo – Foto: Julio Caldeira IMC

Este santo sacerdote, llamado por Pío XI “la perla del clero italiano”, dedicó su ministerio a la formación de jóvenes sacerdotes y a la enseñanza de la teología moral, a la atención pastoral entre los presos y los condenados a muerte, y al apoyo material a diversas acciones sociopastorales en Turín y Piamonte. Murió en Turín el 23 de junio de 1860, con sólo 49 años, y fue proclamado santo en 1947.

Iglesia de San Andrés

La segunda parte de la visita fue a la Iglesia de San Andrés, donde el Beato José Allamano fue bautizado en 1951, en la misma pila donde otros dos santos recibieron el sacramento inicial de la fe cristiana: José Cafasso y Juan Bosco. En esta misma iglesia Allamano hizo su primera confesión y comunión y hace 150 años, en el altar de Nuestra Señora de los Dolores, celebró su primera misa el 21 de septiembre de 1873.

Como signo de comunión, los capitulares, junto con otros misioneros de la Consolata, celebraron la misa en la iglesia de San Andrés, presidida por el P. Michelangelo Piovano, vice-superior general, en presencia de algunos familiares y fieles de Castelnuovo.

Alpignano

Una parte importante de la visita tuvo lugar en Alpignano, a 20 km de Turín. Se trata de la residencia para los misioneros ancianos que necesitan de atención médica. En esta comunidad hay un grupo de 28 misioneros de la Consolata que han trabajado en diversas misiones en África, América y Europa.

El momento central del encuentro fue la celebración eucarística, presidida por el nuevo superior general, P. James Lengarin, que agradeció a Dios el don de estos hombres, que ahora se dedican a acompañar las misiones con la oración, que es la parte esencial de la evangelización.

Encuentro de Capitulares y Misioneros mayores de la Consolata en Alpignano – Foto: Julio Caldeira IMC

En el hermoso momento de la presentación de los capitulares y de cada miembro de la comunidad IMC de Alpignano, hubo un recuerdo agradecido de cómo estos misioneros han marcado la vida de cada persona. Sus historias de vida y misión son fuente de inspiración para seguir construyendo la historia del Instituto con fidelidad y audacia.

Casa Madre

En Turín, en el Corso (avenida) Ferrucci, se encuentra la Casa Madre, donde los capitulares tuvieron la alegría de compartir con los misioneros residentes y visitantes la alegría de la misión y la hermosa historia de los Misioneros de la Consolata.

Entrada de la Casa Madre IMC, en Turín – Foto: Julio Caldeira IMC

Los Misioneros de la Consolata (IMC), fundados el 29 de enero de 1901, tuvieron como primera sede un edificio situado en el número 49 de Corso Duca di Genova, conocido familiarmente como “La Consolatina”. Pocos años después, el edificio se quedó pequeño para acoger nuevas vocaciones y en 1905 se construyó la nueva “Casa Madre”. Situada en la carretera Circonvallazione (hoy Corso Ferrucci), fue inaugurada en 1909 con capacidad para albergar a 150 estudiantes, entre el seminario menor, el noviciado y el seminario mayor.

En el edificio hay varios servicios, entre ellos la Revista Missioni Consolata, fundada por los padres José Allamano y Giacomo Camisassa en 1899, el Museo Etnográfico IMC Torino, el nuevo Centro de Misión y Cultura (CAM) y la acogida de los misioneros que vienen a “beber en las fuentes del carisma”. En esta misma zona se encuentra la sede de la Región Europa.

En el mismo bloque se encuentra la Casa Madre de las Misioneras de la Consolata (MC), fundada el 29 de enero de 1910. Las hermanas también tuvieron como primera sede la “Consolatina”, pero pronto se les presentó el problema de la insuficiencia de espacio. Así que en 2014 comenzó la construcción de la casa para las hermanas en la zona vacante al norte de la Casa Madre, entonces utilizada como huerto.

Sillas en las que José Allamano se sentaba a conversar con los Misioneros de la Consolata en la Casa Madre MC de Turín – Foto: Julio Caldeira IMC

Y en el terreno donado creció una gran planta que ha dado y da mucho fruto: las hermanas Consolata. En esta casa se mantiene viva gran parte de la historia del Fundador y de la misión. Algunos lugares emblemáticos son la “sala verde”, donde el Fundador hablaba personalmente con cada hermana, y el auditorio, donde los domingos por la mañana daba las inspiradoras “Conferencias a las hermanas”.

Capilla del Beato José Allamano

En la Capilla Beato José Allamano se celebraron varios momentos de oración. Situada en la parte sur de la Casa Madre, esta capilla contiene las tumbas del Beato José Allamano y del cofundador, Giacomo Camisassa, así como las reliquias de las Beatas Irene Stefani y Leonela Sgobarti, Misioneras de la Consolata.

Capilla Beato José Allamano – Foto: Julio Caldeira IMC

El 16 de febrero de 1926 murió Allamano y su cuerpo fue enterrado en la cripta reservada a los canónigos. En 1938 su cuerpo fue trasladado y reposa en la capilla que se le dedicó en la Casa Madre. Con su beatificación en 1990, se convirtió en un lugar de peregrinación donde su ejemplo irradia un renovado fervor en la fe y la misión.

José Allamano, sacerdote diocesano de Turín y rector del Santuario de la Consolata durante 46 años, se dedicó a “ser extraordinario en las cosas ordinarias”. Transformó la rutina cotidiana de su ministerio sacerdotal en un camino de santidad, siendo instrumento de consuelo para todos los que buscaban el camino de vuelta a Dios.

Tumba del Beato José Allamano en Casa Madre – Foto: Julio Caldeira IMC

Al mismo tiempo, se preocupó por la promoción social y cultural, incluidos los medios de comunicación. Animado por una viva conciencia de la misión universal de la Iglesia, fundó los Misioneros de la Consolata para llevar al pueblo la verdadera “consolación”: Jesús, hijo de María.

Santuario de la Consolata

Durante la solemne celebración de Nuestra Señora de la Consolata, el 20 de junio, los capitulares celebraron por la mañana en la iglesia de Allamano y por la tarde en el Santuario de la Consolata. Ambas celebraciones fueron presididas por el Superior General, P. James Lengarin, con la participación de decenas de misioneros, laicos y devotos de la Consolata.

Por la tarde tuvo lugar la multitudinaria procesión por las calles del centro de Turín, acompañada de cantos, oraciones y pensamientos escritos por el padre José Allamano en honor de María Consolata.

Procesión con la Virgen Consolata por las calles de Turín – Foto: Jaime C. Patias

El Santuario de la Consolata se encuentra en el emplazamiento de la antigua iglesia de San Andrés, que data del siglo V, y tiene una historia muy antigua. Situado en la “calle de la Consolata”, es uno de los lugares de culto más antiguos y populares de Turín y de la región del Piamonte.

El padre José Allamano fue rector del Santuario de la Consolata de 1880 a 1926, hasta el momento de su muerte. Cultivó una gran devoción a la Virgen personalmente y en los fieles, difundiendo su devoción más allá del propio santuario. Dejó a sus misioneros esta gran herencia espiritual:

“Debemos sentir el santo orgullo de que nuestro Instituto sea “de la Consolata”. Esforcémonos por merecer cada vez más el hermoso título que nos ha dado: somos “Consolata”. Debemos considerarnos afortunados por llevar el nombre de la Consolata”.

Santuario de la Consolata en Turín – Foto: Julio Caldeira IMC

“La Virgen es una sola persona, aunque tenga muchos títulos. A vosotros os toca serla de votos de una manera muy especial bajo el título de “Consolata”. Ella es nuestra Madre más tierna, que nos ama como a la niña de sus ojos, que concibió nuestro Instituto, que lo sostiene año tras año material y espiritualmente; siempre dispuesta a satisfacer todas nuestras necesidades. Nuestra verdadera Fundadora es la Consolata.

“Por tanto, debemos recurrir a ella durante el día como se recurre a una madre. Si celebramos todas las fiestas de la Virgen con intenso amor, debemos hacer mucho más en ésta, que es “nuestra” fiesta, nuestra de un modo muy especial”.

Regreso a Roma

Tras volver a las raíces y “beber” de las fuentes del carisma, visitar los lugares de la memoria histórica y de la espiritualidad consolatino-lalameña, y tras encomendar todo el Instituto y su misión a la protección de Aquella que inspiró al Fundador, los capitulares regresaron a Roma para concluir los trabajos del XIV Capítulo General, que durarán hasta el 24 de junio.

Mural de la iglesia de San Andrés de Castelnuovo: Allamano con sus misioneros de la Consolata – Foto: Julio Caldeira IMC

* P. Julio Caldeira IMC, padre capitular, es misionero en la Amazonía brasilera, en el servicio a la Red Eclesial Panamazónica – REPAM.

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