Toribio: Nuestra gratitud a los Misioneros de la Consolata

Padre Venanzio recibe placa de gratitud a los misioneros de la Consolata. Foto: IMC Colombia

Los Misioneros de la Consolata cerraron oficialmente su misión en Toribío – Cauca, Colombia, según hemos informado. Publicamos estas significativas palabras de agradecimiento pronunciadas por el Sr. Gilberto Muñoz en nombre de las autoridades y organizaciones indígenas, durante la Eucaristía de acción de gracias, el día 26 de enero de 2025.

Por Gilberto Muñoz Coronado *

“Quiero presentar mi saludo fraternal a todos y todas, a las personas que han venido hasta acá desde las veredas, a las autoridades indígenas, a los niños y a los jóvenes, a ustedes misioneros.

Saben que yo soy originario de Corinto pero fue cuando llegué a trabajar a Toribío que aprendí a acercarme a la iglesia, fue con los Misioneros de la Consolata. Y eso fue por una sencilla razón… aquí vi a la iglesia que sí llegaba a la gente, que estuvo y ha estado con la gente. Aquella era la iglesia que realmente transforma, ellos enseñaron la palabra de Jesús pero en la práctica y en la vida: el compartir, el amor.

Cada vez que alguien llegaba a esta casa el padre Antonio Bonanomi los llevaba a la cocina y decía: «ya tomaste cafecito? Ya desayunaste?». Yo eso no lo veía hacer en ninguna iglesia. De prono nos enseñaron mal, sin embargo nosotros extrañamos eso.

Acá estaban también unas misioneras, yo las conocí las misioneras lauritas que acompañaban ya al padre Álvaro Ulcué Chocué (primer sacerdote indígena Nasa)… y después otras misioneras, recuerdo la hermana Teresa. Gracias al equipo misioneros a muchos de nosotros nos llevaron al otro lado del charco… y conocimos el apoyo de muchas instituciones: la conferencia Episcopal Italiana, Caritas, Manos Unidas, Fastenopfer, la Unión Europea.

Todo eso hace crecer a las personas. A mí, de todo este ejercicio, me quedó algo muy importante y lo quiero decir con las palabras del padre Antonio: «si consigues un puesto no es para que te sirvan sino para que sirvas», y es que a veces tenemos los cargos y pensamos que es para que nos sirvan cuando en realidad es para servir a la gente. Esto lo digo y lo repito siempre en todos los lugares a donde voy y trato de practicarlo.

En esta iglesia hemos vivido momentos muy alegres, celebraciones bonitas, pero también momentos muy tristes. Recuerdo la «chiva bomba» cuando quedó incrustado en cardán allí en la pared de la parroquia. Recuerdo al padre Ezio Roattino cuando con la estola iba a sacar a la gente para que no fueras víctimas de los ataques de las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Yo fui secuestrado por las Farc pero las comunidades de acá y de otros municipios, animados por el Equipo Misionero, fueron a buscarnos y acompañarnos allá en el Caquetá a donde nos habían llevado y aquí estoy.

Gilberto Muñoz Coronado

Ese Equipo Misionero se dedicó ciertamente a lo espiritual pero también a los proyectos comunitarios, a la educación, a la transformación que se desprende de ella. Allí está el Cecidic (Centro de Educación, Capacitación e Investigación para el Desarrollo Integral de la Comunidad).

Otra frase del padre Antonio que recuerdo mucho: «el que aprende a perdonar ha aprendido a amar». Acá tenemos que aprender a perdonar, a reconciliarnos entre nosotros. Hay tantas heridas hoy, hay tanto dolor en tantas familias por los seres queridos que hemos perdido… pero la parte espiritual nos ayuda y nos enseña. En esta iglesia yo traje a mis hijos pequeñitos, nos sentábamos por ahí y acá se crecieron.

En esta iglesia, después de haber conocido el equipo misioneros, decidí casarme… acá está mi esposa que está ahora de fotógrafa. Son 41 años que me acompaña pero son 31 que nos casamos, el 9 de enero de 1993. El Instituto de la Consolata cumple 124 de haber nacido, fue fundado en 1901, y también las hermanas de la Consolata 115, toda una vida y toda una historia de servicio. Yo los pude conocer en Milán, Turín, Roma… y conocer cómo, después de haber entregado todas sus vidas a la gente allá van a terminar en una casa donde cierran su vida cuando no pueden más.

Parroquia San Juan Bautista en Toribío

Son muchas las enseñanzas, pero hoy tenemos que agradecer a nombre del Proyecto Nasa y de las autoridades indígenas y lo queremos hacer con esta placa que queremos dejan acá puesta en algún lado como recuerdo. Ella dice toda la gratitud que tenemos en el corazón y que dice: «Nuestra gratitud a las Misiones de la Consolata por su acompañamiento espiritual, compromiso y apoyo a nuestros proyectos comunitarios de niños, niñas, jóvenes, mujeres y comunidades.

Con afecto, autoridades indígenas de Toribío, Tacueyó, San Fracisco, Proyecto Nasa, Cecidic y comunidad en general. Toribío Cauca 1984-2025».

A ustedes Misioneros Dios los bendiga”.

* Gilberto Muñoz Coronado, sociólogo e Deputado de la Asamblea Departamental del Cauca.

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