Primera profesión religiosa de los jóvenes misioneros de la Consolata

Los jóvenes colombianos Francisco Viáfara y Luis Mario Velasquez, emitieron su primera profesión religiosa como Misioneros de la Consolata durante la celebración de la Fiesta de la Sagrada Familia este domingo 26 de diciembre, Octava de Navidad en la Parroquia de Santa Lucía en Manaus.

Por Jaime C. Patias *

La consagración para la misión ad gentes está en el centro de la formación del Noviciado IMC en el Continente, hoy en Manaos, en el corazón de la Amazonia. Alabado sea Dios por el generoso SÍ de estos dos jóvenes colombianos, ahora miembros de la familia de la Consolata comprometidos en la misión “ad gentes”, según el carisma regalado por el beato José Allamano.

Agradecemos al maestro de novicios, el padre Francisco López (Paco), por su dedicación y disponibilidad para acompañar a los novicios en su formación. También agradecemos a los demás miembros de la comunidad del Noviciado San Oscar Romero, del Área Misionera Familia de Nazaret y de la Parroquia Santa Lucía por su apoyo y servicio.

Según nuestras Constituciones, somos “…una familia de personas consagradas para la misión “ad gentes” por toda la vida, en comunión fraterna, en la profesión de los consejos evangélicos, teniendo María como modelo y guía” (Constituciones IMC, 4).

“EL FIN QUE NOS CARACTERIZA EN LA IGLESIA ES LA EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS”.

En la Vida Religiosa Consagrada pertenecemos totalmente a Dios y a su Misión para la construcción del Reino anunciado por Jesús. Es una vida de seguimiento de Cristo, que implica compartir todo lo que somos y tenemos. Entregamos nuestras vidas en total abnegación a Dios.

Los votos de Pobreza, Castidad y Obediencia expresan un modo de vivir una entrega radical a Dios. A través de ellos, rompemos las cadenas que nos impiden servir con un amor sin reservas. Expresan un gesto de total libertad y disponibilidad para el seguimiento de Cristo.

Jesús nació para servir. Mientras nosotros vamos tras el poder, el éxito, la visibilidad y la fuerza, Jesús viene al mundo para indicar el camino opuesto, hecho de humildad, ternura y servicio. En Navidad debemos pedir a Jesús la gracia de la pequeñez.

“La vocación misionera es sublime porque es la continuación de la propia misión de Cristo” (José Allamano). Nuestra vida es “misión”.

* Padre Jaime C. Patias, IMC, Consejero General de los Misioneros de la Consolata para América

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