«Estamos ya cerca de la canonización de Allamano y es para nosotros una obligación mayor fijarnos en su ejemplaridad de vida», comenzó diciendo el padre Pietro Trabucco a los formadores reunidos en Roma para el curso de formación permanente del 2 al 17 de septiembre de 2024.
Con un profundo conocimiento de la vida del Fundador y de la misión del Instituto, donde desempeñó diversos servicios, entre ellos el de Superior General, el Padre Trabucco, que actualmente reside en la casa natal de Allamano en Castelnuovo Don Bosco, centró su reflexión en el formador como testigo. Según él, un testigo es «una persona que puede dar testimonio de un hecho por tener conocimiento directo del mismo». La palabra «testigo» deriva tanto del griego como del latín y significa «recordar, rememorar».
Recordar significa «tomar conciencia de algo vivido y no simplemente de algo conocido». El testigo cuenta, manifiesta con su vida lo que ha vivido, no simplemente lo que sabe. Recordar es finalmente poner esta experiencia vivida en conocimiento de los demás, para que puedan participar y compartir su contenido».
«Un formador se vuelve eficaz y eficiente en su trabajo cuando refleja los valores que él mismo vive en su propia vida a los que intenta dar respuesta», afirma el padre Trabucco, citando como ejemplo a san Pablo, que se consideraba testigo de Cristo. «El Beato Allamano se movía en la misma línea que San Pablo».
Vea el vídeo realizado por la Secretaría General para la Comunicación.
Los requisitos para ser testigo
En nuestro contexto, según el padre Trabucco, «el formador IMC debe ser testigo de Cristo, de los valores del carisma de Allamano, del sacerdocio, de las exigencias de la misión. Todas estas son realidades que forman parte de nuestra vocación y que hemos vivido y queremos comunicar a los demás. Quien está llamado a ser guía de jóvenes debe haber tenido una experiencia de familiaridad con Cristo y su seguimiento, debe alimentarse constantemente de todos los elementos carismáticos que el Espíritu nos ha dado a través de José Allamano».
José Allamano y el testimonio
«Después de fundar los dos Institutos, José Allamano se preocupó inmediatamente de que los misioneros estuvieran equipado con todo lo necesario, hasta el punto de que los temas de sus conferencias estaban casi enteramente dedicados a ello y en ellas les decía: ‘Primero llenemos nuestra vida y solo así después, en el trabajo misionero, seremos capaces de dar aquello de lo que está lleno nuestro corazón’».
El corazón del misionero sólo podrá sostener el ritmo apremiante de la misión «si se oxigena y toma fuerza del amor, de la espiritualidad, de la calidad de vida». Éstos son los tres principios sobre los que se sostenía la pedagogía misionera de Allamano.
El formador del IMC hoy
El formador en el Instituto fue el segundo tema presentado por el padre Trabucco. «El Instituto ha optado por permanecer unido e interdependiente (no dividido en provincias). Por lo tanto, todas nuestras comunidades están formadas generalmente por hermanos de diferentes orígenes. La interculturalidad es a la vez una riqueza y un desafío; crea oportunidades de crecimiento pero nos obliga a revisar muchas de nuestras ideas. A lo largo de los años, el tema de la interculturalidad se ha debatido y explorado muchas veces. Tiene una importancia fundamental para nosotros», explicó el ponente.
Hablando de la realidad del Instituto, el padre Trabucco recordó que «nuestra sociedad vive una continua evolución que modela especialmente a los más jóvenes. Estas novedades se propagan rápidamente en los medios de comunicación e influyen en las generaciones más jóvenes. En esta sociedad líquida (Zygmunt Bauman), los formadores del Instituto tienen la tarea de acompañar a los jóvenes a formarse en el espíritu de José Allamano, en una Iglesia que también está en constante transformación pero que se esfuerza por llevar el Evangelio de Jesús a todos los sectores de la sociedad».
Por último, para desarrollar el tema, el Padre Trabucco propuso detenerse en dos ejemplos de inspiración para nuestra labor formativa: el de Jesús y el de nuestro Padre Fundador.
Jesús es Maestro y formador de sus discípulos. Del Fundador, el Padre Piero Trabucco recordó cuatro aspectos importantes para los formadores: «1. Saber acompañar a la persona del joven de manera integral, en todos los aspectos de la vida; 2. La necesidad de una espiritualidad robusta que sea guía; 3. Invertir en el espíritu de familia y en el sentido de pertenencia al Instituto; 4. Promover la fidelidad al carisma en nuestras comunidades interculturales».
* Padre José Martín Serna, IMC, Maestro de Novicios en Manaus y Padre Jaime C. Patias, Secretariado para la Comunicación.