Mongolia. Francisco según el cardenal misionero Marengo

Por Giorgio Marengo *

En estas horas estamos todos profundamente conmovidos. Es difícil ordenar los pensamientos y convertirlos en palabras con sentido. Es un gran impacto, que debe ser atravesado con fe.

Nos tomará tiempo comprender plenamente la magnitud del pontificado del Papa Francisco. Lo que siento decir ahora es que veía en él una paternidad profunda, que experimenté personalmente en varias ocasiones. Me sentía atraído por su libertad interior y por su capacidad de escuchar las mociones interiores del Espíritu Santo.

Para nosotros, Misioneros y Misioneras de la Consolata, el Papa Francisco es el Pontífice que canonizó a nuestro santo Fundador y que dio un enorme impulso misionero a la vida y a las decisiones de la Iglesia.

Con su magisterio y con su ejemplo, devolvió la misión evangelizadora de la Iglesia al centro de la vida real de las comunidades.

En lo que respecta a la Iglesia en Mongolia, sin duda el Papa Francisco será recordado en la historia de este país por haber sido el primer pontífice en visitarlo. Pero también por el valor profético de sus discursos sobre la fraternidad universal y su compromiso con la justicia, la paz y la armonía de la creación.

En estas horas estoy recibiendo llamadas telefónicas y mensajes de autoridades civiles y religiosas de Mongolia. Uno de los asesores del Presidente mongol me transmitió las condolencias del Jefe de Estado, diciendo que el Papa Francisco ha escrito con letras de oro una nueva página en la historia de las relaciones entre Mongolia y la Santa Sede.

Hace poco me llamó el Abad Primado de los budistas mongoles, Hamba Nomun Khan Javzandorj, con quien, hace apenas tres meses, tuvimos la alegría de encontrarnos personalmente con el Papa Francisco en el Vaticano. Quiso decirme que, por petición explícita del Presidente de Mongolia, la comunidad monástica budista del templo Gandantegchinlen ofrecerá mañana una oración ritual por el alma del Papa Francisco, como ya lo habían hecho durante su reciente hospitalización.

El Papa Francisco supo hablar al corazón de todos. Tenemos mucho que aprender de él y mucho que aplicar a nuestra vida como servidores del Evangelio.

* Cardenal Giorgio Marengo, Misionero de la Consolata, primer cardenal en la historia de Mongolia, donde sirve como prefecto apostólico en Ulán Bator.

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