Misión en Taiwán

14 junio, 2020
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Trabajo con las parroquias, migrantes, jóvenes y servicio social son los pilares del trabajo misionero en el país

Por: Gilberto da Silva *

Cuando se habla de la misión en Taiwán pueden venir a la mente muchas dudas sobre la real perspectiva de la misión del Instituto Consolata en tierras taiwanesas.

La primera perspectiva es el trabajo con las parroquias. En la diócesis lo que no falta son parroquias por ser cuidadas y animadas. La comunidad tiene la responsabilidad de animar y liderar una de ellas, ubicada en el centro de la ciudad de Hsinchu. Se trata de una parroquia con pocos participantes, pero a la vez con suficiente trabajo como para dos sacerdotes a tiempo pleno. Aunque pequeña, su trabajo se equipara al de una parroquia grande.

La segunda perspectiva de la misión es el trabajo con los migrantes. En todas las ciudades los migrantes son visibles por el gran número que representan dentro de la sociedad taiwanesa, sean ellos estudiantes como trabajadores que vienen de otros países para vivir en este país que ha mostrado siempre interés por acogerlos. En este servicio, la Consolata ya viene colaborando con la diócesis desde su llegada, puesto que los misioneros tienen la responsabilidad de animación y presidencia de las Eucaristías en español e inglés, y uno de ellos se encuentra trabajando a tiempo pleno en la pastoral del migrante.

La tercera perspectiva es el trabajo con los jóvenes. La Iglesia de Taiwán tiene una gran carencia de jóvenes, pues no hay una participación activa de la juventud en la vida eclesial. Las causas de esa ausencia son varias: ellos se encuentran en las universidades y no hallan tiempo para ir a la iglesia, las familias católicas tienen pocos hijos, a los jóvenes no les gusta la Iglesia y no encuentran espacio dentro de las comunidades católicas. Lo cierto es que no hay una fuerza joven en la vida eclesial, y esto constituye algo preocupante cuando se piensa en el futuro de la Iglesia taiwanesa. Resulta preocupante también respecto a las vocaciones religiosas, sacerdotes y misioneras, dado que sin jóvenes no hay vocación.

Y la cuarta perspectiva de la misión es el servicio social, dado que no existe diócesis alguna que no cuente con docenas de obras sociales para el servicio a los más necesitados. Y frente a esta realidad, la Consolata se siente también llamada ella a colaborar en esa misión. Pues la Consolata tiene en Taiwán estas y muchas otras perspectivas de misión para el futuro. La mies es grande, pero los trabajadores son pocos.

* Gilberto da Silva, imc, es misionero en Taiwán

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