“Orinoco” y Luisinho se encuentran cruzando fronteiras. En Roraima encontramos calles, monumentos, escuelas con el nombre de misioneros que han trabajado en esa diócesis. Como ejemplos podríamos colocar a los padres Eugenio Possamai y João Calleri (seguramente luego de este artículo podremos recibir más informaciones de los lectores). ¿Ahora una lavandería? ¡Si! Lavandería “Padre Luisinho Palumbo”.
Por Juan Carlos Greco
Vamos a recordar algo de este misionero en Boa Vista. El padre (Luigi) Luís Palumbo nació el 2 de enero de 1935 en Castrì, Lecce, Italia y se fue al cielo el 14 de abril de 2018, en Boa Vista, Roraima, Brasil. Ordenado sacerdote en 1963, partió inmediatamente para Brasil y llegó a Roraima en 1965. Por lo que casi todos sus años de sacerdocio los vivió en Brasil.
Tenía una pierna mas corta tras ser atropellado por un todoterreno en una calle de Boa Vista en 1968. De su espíritu desprendía un perfume de virtud y de fraternidad vivida en comunión con sus compañeros de misión y con el pueblo, empezando por los pobres. Pasó por las granjas y campos desparramados en diversas ciudades como la inmensa Amajarí.
Luisinho, como era llamado, no trabajaba para ser remunerado con dinero o con premios de reconocimiento y honores. Una vez, el dueño de una granja le preguntó: “Padre, pero ¿quién le paga por el trabajo que hace en esta región? ¿El gobierno, el Papa, el obispo?”. El padre Luisinho respondía siempre con sequedad: “No. Yo trabajo por la difusión del Reino de Dios en la tierra”.
Constructor e inspector
Por donde pasaba, dejaba las huellas de sus obras, proyectaba y construía iglesias de madera y paja, de ladrillos y amianto, donde no sólo se celebraban los sacramentos, sino que se enseñaba el catecismo y, a veces, incluso la escuela pública para niños analfabetos.
El Ministerio de Educación de Roraima tenía en tan alta estima a este joven misionero que lo nombró inspector de las escuelas del gobierno, donde los maestros casi siempre estaban enfermos y, en lugar de hacer su trabajo escolar, salían para ir a la capital, Boa Vista, a hacer sus negocios.
Construyó innumerables iglesias (capillas y parroquias) como en Mucajaí, donde construyó la nueva iglesia parroquial, salones, aulas y dos campos de deportes. De la época de “Luisinho” data la gran Plaza de la Pasión, al pie de una alta colina, donde se celebra el Vía Crucis con actores locales. Esta celebración anual se ha convertido en uno de los acontecimientos folclóricos del lugar.
Después siguió su misión también en la Prelacía de Itacoatiara a 120 km de Manaus donde fue ayudar su cohermano obispo, Carillo Gritti, IMC.
Cruzando fronteras: de Brasil para Venezuela
El padre Luisinho estaba acostumbrado a viajar en bicicleta, a caballo, en moto y en canoa para estar cerca de la gente, instruirla, celebrar bautizos, bodas y, sobre todo, la Santa Misa para formar comunidades cristianas. No le gustaba el lujo. Nuestro amigo Luisinho viajó reiteradas veces a Venezuela en moto.
En uno de sus viajes misioneros a este país, el obispo de Bolívar le ofreció hospitalidad en una lujosa habitación del episcopado, con la esperanza de retenerlo en su diócesis necesitada de clero. Aquella habitación lujosamente decorada y con todas las comodidades no era de su agrado, así que el padre Luisinho dio las gracias a monseñor y le dijo: “Me voy, porque no me gusta vivir en el lujo”.
Cruzando fronteras: de Venezuela para Brasil
En este caso no hablaremos de Luisinho, sino de cómo nace esto de la lavandería. Para que los migrantes tengan acceso a la higiene. Caritas originó desde hace unos años el espacio “Lavandería” dentro del proyecto Orinoco. A este se le agrega el acceso a aseos y duchas. A partir del contexto de emergencia, el Proyecto (Orinoco: aguas que cruzan fronteras) inició sus actividades en Boa Vista y Pacaraima en la frontera con Venezuela. Las instalaciones del proyecto se construyeron en espacios cedidos por iglesias católicas y cuentan con agua de pozo artesiano para duchas y aseos y un sistema de energía solar. Los bebederos son suministrados por la compañía estatal de agua y toda el agua consumida es controlada para garantizar el nivel de potabilidad. “Es un gran apoyo que tenemos”, dice un migrante que utiliza los servicios del proyecto desde principios de año.
“Hemos construido estructuras físicas en entornos religiosos que históricamente han sido socialmente activos y, hasta cierto punto, autosuficientes, ya que dependen del agua de pozo y de la energía solar. De esta forma, una vez finalice el Proyecto Orinoco y se minimice la situación migratoria, la iglesia podrá seguir atendiendo a las personas en situación de vulnerabilidad con todos los servicios que actualmente presta Cáritas”, explicaba uno de los coordinadores.
“Lavanderia Luisinho”
Se eligió la comunidad de San Pablo, perteneciente a la Parroquia San Francisco, donde el padre Luisinho dejó buenos recuerdos además de obras, para instalar una de las bases del proyecto. Una alegría fue que la comunidad escogiera el nombre Luis Palumbo para la Lavandería. Esta sirve a quien cruzó fronteras, quienes son vulnerables, quienes emigraron en búsqueda de condiciones dignas de vida…quienes desde el Cielo reciben la bendición de nuestro Luisinho.
Cada segundo sábado de mes la Caritas local entrega 50 bolsas con alimentos para familias migrantes y vulnerables. Fuimos invitados este mes para acompañar este momento con una reflexión en español y adaptada al estilo “venezolano”. El “Servicio a los Migrantes” también es esto: acompañar a quien “hace el bien, bien hecho” (Beato José Allamano) para ayudar a leer lo que está detrás del gesto concreto. Ver la providencia, el valor de la fraternidad, la empatía, etc. Próximo mes llevaremos a nuestro amigo Luisinho (en el corazón) para que sea conocido por las familias beneficiadas y por aquellos jóvenes voluntarios de Caritas que no han conocido a este gran misionero. Seguiremos cruzando fronteras.
Para ayudarnos en nuestros proyectos a favor de los migrantes puedes hacerlo a través de la Missioni Consolata ONLUS.
* Padre Juan Carlos Greco, IMC, a servicio de los migrantes en Boa Vista, Roraima.