
Ante todo, gratitud a Dios, a la Iglesia y a los misioneros de la Consolata.
Nuestra primera palabra es de gratitud a Dios y a la iglesia por haber suscitado y sostenido a la familia Misionera de la Consolata, ya que, gracias a su presencia de padres y hermanas, ha sido posible este sencillo, pero profundo proceso del laicado Misionero.
Por LMC Venezuela
Gracias también por su permanencia en Venezuela, cuando muchos decidieron tomar otros caminos la familia Consolata decidió quedarse en el país, en el servicio de sectores muy vulnerables, el Señor y la historia os lo reconocerán.
Historia de un camino
El Laicado Misionero de la Consolata tiene su origen en el trabajo de Animación Misionera, que emprendieron ambos institutos en la década de 1980, a través de la animación de los movimientos juveniles en parroquias, colegios y en el servicio de acompañamiento dentro de las OMP, de la cual nace el servicio juvenil y el relevo misionero. La mayoría de nosotros venimos de este proceso y hemos conocido la misión y la Consolata en su carisma misionero ad gentes.

En 1987 en su VIII Capítulo General, abren mediante un documento la posibilidad para que los laicos compartan su misión en los territorios confiados, al mismo tiempo las Hermanas de la Consolata abrieron el camino para compartir de la espiritualidad. Para los laicos en Venezuela fue el tiempo de hacer una síntesis de ambas visiones y así nació la Comunidad de Laicos Misioneros de la Consolata de Venezuela.
Al servicio de la misión ad gentes
Nuestras comunidades han querido históricamente responder al llamado del anuncio del Evangelio en aquellos lugares donde es preciso este anuncio. Y es así, como han sido varios los destinos misioneros a los cuales hemos tenido la gracia de servir.
República Democrática del Congo (ex Zaire), Mozambique, México, Ecuador, Amazonia Venezolana (Tencua-Puerto Ayacucho-Alto Orinoco- Tucupita-Nabasanuka), Barquisimeto y Caracas.
Nuestra disposición sigue abierta en la medida en la que nuestras comunidades, puedan renovarse con nuevos miembros para lo cual es fundamental volver a poner énfasis en la pastoral Juvenil y otros ámbitos pastorales que manifiestan su ser misionero y se identifican con el carisma.

En este tiempo podemos decir que damos pequeños pasos para establecer una estructura de base y una renovación que nos guie a través de un proyecto formativo y pastoral actualizado y orientado en los estatutos que lo integran, tanto a aquellos que lo han expresado su compromiso haciendo de nosotros una familia de 17 Laicos Misioneros de la Consolata (LMC) y un grupo en proceso de animación, acompañamiento y formación.
El trabajo eclesial se amplia y unifica con muchos servidores, jóvenes y amigos de La Consolata que hacen vida en las diferentes presencias IMC, siendo fuente de gracia para el desarrollo misionero y el enriquecimiento de la familia Consolata.
Cooperando con la Animación Misionera
Desde el comienzo, nuestra comunidad se sintió motivada a colaborar en las presencias del IMC y otras instancias como lo son:
- Animación Misionera desde Caracas y Barquisimeto. En colegios y parroquias.
- En los Medios de comunicación con el programa Ondas misioneras.
- Las Escuelas de Perdón e Reconciliación (ESPERE).
- Trabajo en conjunto con los amigos de la Consolata.
Otros compromisos
A nivel personal y profesional estamos individualmente comprometidos en varios espacios eclesiales en los cuales intentamos también ser una presencia Consolata. (Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC); Asociación de Promoción de la Educación Popular (APEP); IMPAS y Rede Eclesial Pan-amazónica (REPAM).

Sueños de los laicos para el futuro
La oportunidad de participar en esta IX Conferencia de lis Misioneros de la Consolata en Venezuela, es para nosotros un motivo de acción de gracias y de intentar soñar con el futuro que está en manos de Dios y en el corazón de todos.
Soñamos con poder encontrarnos a nivel nacional para renovar y proyectar nuestro caminar como familia laical en Venezuela.
Soñamos con la promoción de nuestra vocación laical en todas las presencias IMC en Venezuela para fortalecer nuestra Iglesia, la familia Consolata y el carisma.
Soñamos seguir caminando juntos LMC – IMC, con mayor apertura, acogida y fraternidad. Comprendiendo y valorando la labor que podemos construir en una misión aportando y enriqueciéndose en la vida diaria, vida comunitaria, espiritual y formativa.
Soñamos también con una renovación de los compromisos misioneros ad gentes.
* Los Laicos Misioneros de la Consolata en Venezuela.
