La santidad en dos polos

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¿Qué papel juegan los Santos o Santas en la sociedad hoy? ¿Cómo dejarse interpelar por la vida de los Santos y Santas para luchar por un mundo justo y fraterno?

Por Mauricio Awiti *

El 23 de mayo de 2024 el mundo católico amaneció con la noticia que el Papa Francisco aprobó  la canonización de algunos Beatos entre ellos José Allamano (1851-1926), sacerdote italiano y fundador de los misioneros y misioneras de La Consolata y Carlos Acutis (1991-2006) joven italiano conocido como Cyber Santo.[1] Después de un largo proceso de investigación por parte del Dicasterio para las Causas de los Santos de la Santa Sede, los milagros de curación a unos enfermos (un indígena Yanomami en Brasil, en el caso de Allamano y una joven italiana por parte de Acutis) fueron comprobados como auténticos y creíbles.

En el Boletín de la Santa Sede” estuvieron otros Beatos provenientes de Italia, Polonia, Hungría y España. Los Santos y Santas son considerados como modelos a seguir e inspiración en el comportamiento, especialmente en el ámbito socio-religioso.

Volviendo al caso de Allamano y Acutis que se quiere abordar en esta reflexión, se ha apuntado a dos polos fundamentales: un abuelo y un joven. En sí, es una valoración a la juventud acumulada en de Allamano, adulto mayor. Los abuelos y abuelas no deben ser recluidos, ni descartados o invisibilizados, sino acompañados, tomando en cuenta su valioso aporte en la gestación de un mundo nuevo. Lo es también de los jóvenes, como una parte importante de la comunidad, que con sus búsquedas e inquietudes contribuyen en la construcción del presente y el futuro, no deben ser vistos como rebeldes y destructores del pasado, sino como signos de esperanza.   

La canonización en la Iglesia Católica, como acto religioso, es la institucionalización de la fama de santidad de una persona que, popularmente se expresa como “llevarlos al altar”. Entonces se resaltan aspectos heroicos desde la cotidianidad de las personas que terminan siendo consideradas excepcionales. Con ello se pretende provocar admiración y motivación en los fieles para la práctica de la fe de manera extraordinaria.  Al parecer, hoy es primordial oír hablar de personas que desde su humildad y sencillez lograron tocar los corazones de muchos y reconfortarlos en su fe vacilante. Se necesita, tal vez, recuperar lo esencial de la vida que es vivir con alegría nueva, esto es, contagiar a los demás con el asombro de creer en Jesús.

En este marco, la canonización en el Siglo XXI, pone en discusión la “agenda moral”: el tema de ética, la moral y la experiencia humana. Además, en el plano de la vida cotidiana existen diversos problemas que ponen en peligro la existencia humana, por una parte, por la otra, sobreviven valores como la honestidad, solidaridad, gratuidad, compromiso y utopía. Además, un reclamo a gritos a las autoridades civiles y eclesiales que deben guiar con sus conductas o testimonios. Es así como se mantiene en la palestra publica el debate del pensamiento ético en la época posmoderno-contemporánea, que cuestiona el relativismo que ha transformado el estilo de vida y las relaciones sociales. Existen afirmaciones como “es mi vida, hago con ella lo que me gusta”, y como consecuencia, lo que prima es el individualismo y la indiferencia frente el dolor ajeno.

En este marco, abordar el tema de los modeles religiosos, como los Santos y Santas, adquiere importancia frente la ética posmoderna. Al mirarlos y reflexionar sobre sus vidas, captamos la compasión, el compromiso, la tenacidad y creatividad. Por lo tanto, se plantea las preguntas ¿Qué papel juegan los Santos o Santas en la sociedad hoy? ¿Cómo dejarse interpelar por la vida de los Santos y Santas para luchar por un mundo justo y fraterno?

Se vive tiempos cargados de dolor e injusticias, a diario se escucha las noticias de hambre, muertes, secuestros y guerras. Todos estos limitan la vida de niños y niñas inocentes y con ellos poblaciones enteras como en Ukrania y la Franja de Gaza, en Medio Oriente.

Allamano y Acutis, quienes serán aclamados Santos pronto, en el caso de José Allamano el 30 de octubre próximo, jornada mundial de las misiones, son una motivación e iluminación para no renunciar a la misión de un mundo justo y fraterno, con la especificidad de la consolación. Urgen la indispensable tarea de la formación de artesanos del perdón y la reconciliación, valores que deben cualificar la misión de los hijos e hijas de José Allamano, para llegar a los rincones más oscuros de la vida.

El abuelo Allamano y el joven Acutis, son una invitación a vivir de otra manera, evaluando el tipo de relaciones que se ha cultivado y el trato con los demás. Esto es posible en cuanto se enfoque las tres “C”, es decir: la criticidad, la creatividad y la curiosidad. Estas, llevarían a una conciencia misionera mayor, al servicio de “otro mundo posible”.

Frente a los problemas del mundo, nadie es indispensable, hay complementariedad, nadie está de más. En efecto, se debe trabajar en equipos para ganar frente los males que impiden la vida digna para la gran mayoría de personas. Es inútil las luchas y competencias, se necesita aprender la colaboración y la comunicación como herramientas que fomentan la esperanza. Todas las acciones positivas no pueden ser otra cosa, sino una enseñanza para aprender a abrazar las heridas propias y ajenas y poder emprender caminos de sanación comunitaria y personal.

En conclusión, para los misioneros y misioneras de La Consolata y los devotos/admiradores del Padre Allamano, es imprescindible vivir hoy la experiencia de Dios, abiertos a los desafíos actuales. “No deben tener miedo a mancharse, equivocarse o herirse”, como tanto lo repite el papa Francisco.    


[1] Oficina de Prensa de la Santa Sede, Promulgación de los Decretos del Dicasterio de las Causas de los Santos, 23.05.2024, https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/05/23/230524c.html.

* Padre Mauricio Awiti, IMC, es misionero del Kenia en Colombia.