Con el lema “Llamados a ser portadores de la esperanza” un nutrido grupo de jóvenes se dio cita en la parroquia de la Medalla Milagrosa para realizar un misión animada y acompañada por los Misioneros de la Consolata en Argentina.
*Por Michael Iga
La misión no se redujo solo a una actividad de los jóvenes, se convirtió también en una oportunidad de formación para su crecimiento personal, humano y cristiano.
Durante todo el proceso misionero, se vivió una intensa espiritualidad que animó a la salida apostólica, al encuentro y el compartir con familias y comunidades enteras, a través de dinámicas y actividades participativas.
Gracias a todas las capillas que por medio de sus coordinadores nos recibieron bien y nos brindaron su apoyo y ese vaso del agua para refrescar nuestras gargantas, resecas por el calor del día.
En las visitas a las familias, todas muy enriquecedoras, encontramos algunas armoniosas y alegres en la convivencia entre padres e hijos; igualmente, no faltaron experiencias dolorosas con algunas familias en destrucción o en soledad, especialmente de parejas ancianas.
En toda y cualquier situación experimentamos la bondad y la oportunidad de la visita misionera., pues siempre ofreció alivio y esperanza a todos. Muchos padres de familia abrieron su corazón a encontrarse con misioneros dispuesto a escuchar. Ese escuchar sanador.
Todos los días, culminábamos con la celebración de la Eucaristía, celebraba por las intenciones y necesidades de cada una de las familias visitadas.
Más allá de la experiencia vivida, la misión nos hizo entender el valor que como jóvenes tenemos para la Iglesia cuando participamos de ella. Que somos parte de la Iglesia y que es nuestra responsabilidad llevar la esperanza que solo Cristo da a todos los hermanos y hermanas afligidos y agobiados por los azotes de la vida, como nos los recuerda permanentemente el Papa Francisco.
Gracias a los compañeros del Instituto Misiones Consolata (IMC) y a los Laicos Misioneros de la Consolata (LMC), a los jóvenes y todos los feligreses de la parroquia Medalla Milagrosa. Juntos organizamos, vivimos y celebramos esta misión. Esperemos que, con la intercesión de la madre la Consolata y nuestro Fundador, el beato José Allamano, nos aproveche la misión para nuestra conversión y decidida participación en el camino de la Iglesia.
*El padre Michael Iga es misionero de la Consolata en Argentina.