Estamos llamados a soñar e idealizar lo que queremos juntos para recuperar el entusiasmo y lo que el Espíritu de Dios inspira para el presente y el futuro de la misión.
Por Jaime C. Patias *
Los Misioneros de la Consolata llegaron al Continente americano por primera vez en Brasil en año 1937. Nueve años después, en el 1946, entraron a Argentina y a Estados Unidos y al año siguiente, en 1947, empezaron las presencias en Colombia y Canadá. Ya unos años más tarde, fue el turno de Venezuela (1970), Ecuador (1987) México (2008) y Perú (2017).
Es importante recordar que “los Misioneros de la Consolata vinieron a este Continente para realizar Animación Misionera Vocacional (AMV), y para enviar personal y recursos económicos a las misiones de África” (PMC América 25). Es innegable que estas motivaciones han condicionado nuestra presencia y nuestro estilo de misión en el Continente americano.
La misión ad gentes
Yendo más allá de la AMV y del cuidado pastoral sacramental, ya que es “una familia de consagrados para la misión ad gentes” (Const. 4) el Instituto a lo largo de los años ha logrado hacer una opción preferencial por los pueblos indígenas y lo hizo por fidelidad a su carisma y a la luz del Concilio Vaticano II. En su horizonte misionero ha también dado especial atención a los campesinos, a los afrodescendientes, a las periferias de las ciudades y, últimamente, a los inmigrantes venezolanos con el Equipo Itinerante Continental.
Opciones y servicios IMC en el Continente América
La elaboración y definición del Proyecto Misionero Continental (PMC América) eligió las siguientes prioridades:
Opciones: Amazonía, Pueblos Indígenas, Pastoral Afro, Pastoral Urbana, Periferias Existenciales, Migrantes e Educación.
Servicios: Formación de Base y Continua, Animación Misionera Juvenil y Vocacional (AMJV), Economía y Comunicación.
Valores transversales: Justicia & Paz y Cuidado de la Creación, Diálogo Interreligioso y Pedagogía del Cuidado.
La opción por la Amazonía
En virtud del carisma ad gentes, nuestra presencia en el Continente americano no tiene sentido sin un compromiso significativo con la Amazonía.
Estamos presentes en la región amazónica desde 1948, en Roraima (Brasil) y desde 1951 en Colombia con la creación del Vicariato Apostólico de Florencia. Hoy en día, los Misioneros y Misioneras de la Consolata trabajan en seis de los nueve países de la Pan-amazonía (Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela).
En sus planes de evangelización en la Amazonía, entre luces y sombras, los Misioneros de la Consolata siempre se buscaron caminar con la gente y las comunidades, en comunión con la Iglesia local, uniendo fuerzas con otras congregaciones, instituciones y organizaciones comprometidas con la Amazonía. Hoy formamos parte de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y tratamos de participar en sus procesos.
La continenetalidad
Todo este proceso nos anima a intensificar la dinámica de la continentalidad, mirando mas allá de los límites territoriales de las circunscripciones habituales. La realidad de la Amazonía, la diversidad de sus pueblos en la “pluriforme armonía” y la dinámica de los ríos nos inspiran a desarrollar un estilo de misión que valore las interrelaciones transfronterizas y la corresponsabilidad con la biodiversidad, dando prioridad a los pueblos indígenas, a los afrodescendientes, a las periferias urbanas (pastoral parroquial) y los jóvenes (formación – animación -educación).
Sin embargo, más importante de la presencia en la Amazonía, es evaluar el cómo deberíamos estar y actuar en esta realidad. ¿Qué estilo de misión? ¿Qué estilo de misioneros? ¿Qué implica abrazar la misión ad gentes en la Amazonía hoy? ¿Cómo vivir una misión de presencia y diálogo que tenga en cuenta la interculturalidad de los pueblos y de los misioneros presentes en el territorio?
Para superar la crisis de la misión ad gentes en el Instituto, consecuencia de la falta de identidad, de motivaciones profundas, de incertidumbres y de pérdida de ardor misionero tal como apunta el XIII Capítulo General (XIII CG 101), hoy estamos llamados a soñar e idealizar lo que queremos juntos para recuperar el entusiasmo y lo que el Espíritu de Dios inspira para el presente y el futuro.
Querida Amazonía
El Sínodo para la Amazonía (Roma, octubre de 2019) y la Exhortación Apostólica “Querida Amazonía” (02 febrero 2020) del Papa Francisco sirven de inspiración e impulso. Escuchemos y avancemos con valentía hacia aguas más profundas.
“La Iglesia está llamada a caminar con los pueblos de la Amazonia. En América Latina este caminar tuvo expresiones privilegiadas como la Conferencia de Obispos en Medellín (1968) y su aplicación a la Amazonia en Santarém (1972); y luego en Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007). El camino continúa, y la tarea misionera, si quiere desarrollar una Iglesia con rostro amazónico, necesita crecer en una cultura del encuentro hacia una «pluriforme armonía». Pero para que sea posible esta encarnación de la Iglesia y del Evangelio debe resonar, una y otra vez, el gran anuncio misionero” (QA 61). “Para quienes se han encontrado con Él, viven en su amistad y se identifican con su mensaje, es inevitable hablar de Él y acercar a los demás su propuesta de vida nueva: «¡Ay de mí si no evangelizo!» (1 Cor 9:16) (QA 62).
* Padre Jaime C. Patias, IMC, Consejero General para América