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Los Misioneros y las Misioneras de la Consolata celebran el Año del Padre Santiago Camisassa, en el marco del centenario de su muerte (18 de agosto de 1922). Para conmemorar la fecha, este jueves, Mons. Giorgio Marengo, IMC, Cardenal en Mongolia, celebrará una misa en el Santuario de la Consolata de Turín (Italia). Las dos Direcciones Generales IMC y MC participanrán en la celebración.
Por Maria Conceição N. da Silva y Jaime C. Patias *
Este año nuestra gratitud se intensifica, porque celebramos el año de nuestro Cofundador, Santiago Camisassa, en el centenario de su muerte (18 de agosto de 1922); él, el vicerrector del Santuario de la Consolata, el amigo y fiel colaborador, el compañero en el camino del Rector, beato Allamano, durante 42 años.
Así se expresaron los Superiores Generales de nuestros Institutos en la Carta del 8 de diciembre de 2021 sobre el Año de Camisassa: “(…) A través de iniciativas y caminos apropiados, seremos ayudados a redescubrir la figura de este verdadero hombre de Dios, enteramente dedicado al Reino, a la Iglesia, a la Misión, a nuestros Institutos, capaz de vivir “la bienaventuranza de ser segundo” cultivando una amistad muy profunda, intensa, fiel y respetuosa con el que consideraba “padre”, el Beato José Allamano“.
El papel de Camisassa en la fundación y desarrollo de nuestros dos Institutos
Camisassa es una figura muy importante en la vida del Fundador y, en consecuencia, también para nuestra “historia misionera”; por lo tanto, merece ser recordado y celebrado con especial gratitud. Es el propio Fundador quien nos lo recuerda: “Si no hubiera tenido a mi lado al Canónigo Camisassa, no habría hecho lo que hice”. (L. COCCOLO, Processus Informativus, p. 107).
Esto nos permite reconocer y reflexionar sobre su papel en la fundación y el desarrollo de nuestros dos Institutos. Trabajó constantemente y con mucho esmero para ayudar en la ·fundación de nuestros Institutos; fue atento, cuidadoso y delicado en su relación con cada misionero y misionera. No era sólo un colaborador, sino un verdadero hermano, en quien Allamano podía confiar, compartiendo con él inquietudes, alegrías, deseos profundos e, incluso, su propia vida espiritual… y todo esto era mutuo, debido a que en el Fundador, Camisassa tenía una estima y confianza ilimitadas.
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Camisassa fue la persona que siempre estuvo al lado de Allamano con su genio inventivo, su amplitud de miras; nunca llamó la atención sobre sí mismo, quiso ser segundo de una manera humilde y discreta, aunque Allamano lo animara a llevar a cabo sus intuiciones y proyectos, bien en la joven misión de Kenia, bien en Turín, donde tenía tantos compromisos.
El P. Francisco Pavese escribió: “En el desarrollo de la fundación que realizaron, bien por los misioneros, bien por las misioneras, el Rector se reservó a sí mismo la formación del personal y dejó al Vice lo que se refería a la parte material. Éste, con fina delicadeza, aprovechando de sus propias habilidades, siempre ha evitado incluso la más mínima interferencia con la responsabilidad del Fundador; nunca tuvo charlas con los estudiantes, ¡casi no se dejaba ver por ellos! Siempre quiso que una sola figura fuera la reina de la situación y atrajera la mirada de todos: la del can. Allamano; que el único guía que debía inspirar y al que seguir fielmente fuera el can. Allamano”. (F. PAVESE, Allamano-Camisassa combinación de excepción, en “Una polémica hogareña. Estudios y reflexiones sobre la figura del Cofundador”, Colección Camisassa 5, Misioneros de la Consolata, Roma 2021, p. 31.)
Allamano y Camisassa: un proyecto soñado y realizado juntos
Camisassa vio nacer y crecer a nuestros dos Institutos y se comprometió con toda su fuerza física y espiritual en la realización de lo era el sueño de Allamano; de hecho, juntos soñaron, planificaron, oraron y evaluaron, antes de tomar cada decisión; pero él hizo todo esto, sin desplazar nunca al Fundador.
Sor Camila Merlo lo confirma: “Cuando íbamos a Rívoli (…) nos daba sugerencias sobre la vida misionera; sobre todo le interesaba mucho y nos recomendaba seguido que atesoráramos todas las enseñanzas del Padre. (HER. CAMILLA MERLO, in: “L’amato Vice Rettore. Le Suore Missionarie della Consolata e il Can. Giacomo Camisassa”, Collana Camisassa 4, Roma – Nepi 2021, p. 118).
En su visita a Kenia, el can. Camisassa informó a Allamano con lujos de detalles sobre el desarrollo y todo lo que sucedía en las misiones, para que el Fundador pudiera evaluar el trabajo de sus misioneros, su estado de salud, su nivel espiritual, sus sentimientos y reacciones frente a las diversas situaciones misioneras, tanto en el progreso y en los éxitos, como en las dificultades, que nunca han faltado.
Seguramente el Allamano, en los primeros pasos de la misión en Kenia, encontró en Camisassa a la persona clave para llevar a cabo la ejecución de las diversas empresas de los misioneros, “un ejecutor muy inteligente, rápido, práctico, resuelto, incansable”; (S.SOLERO, Discurso conmemorativo en el 13 aniversario de la muerte del Can. José Allamano con motivo de la traslación del cuerpo, Turín 12 de octubre de 1938; Archivo IMC, Roma) lo que no quiere decir que Allamano no estuviera interesado en esta parte y no la siguiera hasta el más mínimo detalle, sino que dejó que su colaborador la implementara, también porque el Vicerrector era una persona que lo entendía todo, no descuidaba nada y animaba a los misioneros a hacer las cosas de la mejor manera posible.5
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Aquí aparece el estilo y el espíritu con el que Camisassa trabajó para desarrollar las misiones y nos desafía a repensar a nuestra forma de vivir la misión hoy: – ¿Con qué espíritu? – ¿Cómo es la relación entre nosotros y con las personas? – ¿Cómo vivimos la colaboración? – ¿Qué podemos aprender de la comunión vivida entre el Fundador y el Cofundador?
La unidad entre los dos fue tan profunda, que se puede decir que caminaron juntos por los caminos de la misión, aunque Allamano no haya podido nunca visitar a las misiones, por su frágil salud; pero, a través de Camisassa, encontró la manera de estar presente en la vida de sus misioneros.
Que Camisassa interceda por nosotros y nos guíe, desde el cielo, en ese celo misionero y fidelidad a Dios y a la misión, que nunca le faltó en su vida.
* Her. Maria Conceição N. da Siva, Consejera General MC y P. Jaime Carlos Patias, Consejero General IMC.