Brasil: Reforzar la misión con los afrobrasileños y los pueblos indígenas de la Amazonia

Conferencia Regional de los Misioneros de la Consolata en São Paulo. Fotos: Julio Caldeira

La Conferencia de la Región IMC Brasil, realizada del 6 al 10 de mayo de 2024, en San Pablo, reflexionó sobre estas dos opciones misioneras, llevadas a cabo por los misioneros en coordinación con las Iglesias locales, instituciones eclesiales y organizaciones civiles aliadas a la defensa de los pueblos indígenas y afroamericanos en todo el Continente.

Por Júlio Caldeira *

Los misioneros que acompañan los afrobrasileños e indígenas en la Amazonia, presentaron un panorama de las actividades realizadas en los últimos seis años, así como algunas reflexiones y proyecciones para la continuidad del servicio misionero de la Consolata en Brasil.

Reconocer el protagonismo de los negros

En las últimas décadas, muchos misioneros de la Consolata han acompañado realidades pastorales afro, especialmente en Bahía, São Paulo y Río de Janeiro.

El padre Ibrahim Muinde, que coordina la comisión para esta opción, espera “que esta propuesta pastoral de la Iglesia llegue efectivamente al interior de la propia Iglesia, en las diócesis, parroquias y comunidades de base, para que esta acción de sensibilización se convierta en parte de la vida concreta de la gente. Esta es la gran esperanza que nos mueve, para que podamos tener una sociedad verdaderamente formada por hermanos y hermanas, unidos en comunión”.

Teniendo presente que el 56% de la población brasileña es afrodescendiente, “el esfuerzo que la sociedad y la Iglesia tienen que hacer es continuar superando una estructura muchas veces ‘racista’ que invisibiliza a los negros y que tiene dificultad en reconocer el protagonismo, la belleza y la contribución que los negros pueden dar para un mundo mejor”, dijo el padre Ibrahim.

Este servicio misionero se realiza actualmente a través de nuestra presencia en Feira de Santana, Bahía, en la primera parroquia quilombola del país, y en Engenheiro Pedreira, en la diócesis de Nova Iguaçu – RJ. Los misioneros que estudian teología en São Paulo también actúan en esta realidad.

“Como misioneros de la Consolata estamos llamados a crear nuevos espacios para la promoción de la Pastoral afro en las parroquias y lugares donde trabajamos. Otro punto es favorecer la formación de nuevos misioneros dispuestos a conocer y servir a la gente de esta manera. Por último, es importante avanzar en la coordinación y el trabajo conjunto en todo el continente, intercambiando experiencias que fortalezcan aún más esta misión con el pueblo negro”, destacó el padre Muinde.

Amar y respetar a los pueblos indígenas

La opción indígena en la Amazonia es otro servicio que los misioneros realizan en Brasil desde 1948, concretamente en el Estado de Roraima. Han sido momentos históricos y proféticos vividos y asumidos con los pueblos indígenas en las luchas y el reconocimiento de sus territorios tradicionales, y son muchos los desafíos a los que se enfrentan los misioneros entrantes.

En este sentido, el Hermano Carlo Zacquini, misionero italiano que está a punto de cumplir sesenta años en Brasil y específicamente en Roraima, dice que como misioneros “tenemos el desafío cultural, la lengua, la forma de vivir en ese ambiente, además del económico, debido a los altos costos de mantener este trabajo misionero”.

“Un misionero que entra en esta realidad tiene que ir con la mente abierta, dispuesto a observar, escuchar y aprender. Es importante tener un mínimo de preparación, como algunas reglas lingüísticas básicas para estudiar la lengua”, observa el religioso que llegó en febrero de 1965 al Territorio Federal de Roraima, como se llamaba.

Carlo Zacquini de visita en Italia con el líder indígena Davi Kopenawa. Foto: Jaime C. Patias

Al hablar de su experiencia, conocimiento y compartir con los pueblos yanomami, el Hermano Zacquini recuerda los esfuerzos realizados para acompañarlos desde su llegada, en un primer momento para crear una escuela profesional en Boa Vista, donde pasó una breve temporada. Tras entrar en contacto con la realidad y oír hablar de los “indios valientes y peligrosos que vivían en el monte”, como la gente llamaba a los yanomami, se sintió llamado a estar con ellos, para no irse nunca.

“En 1968 me incorporé al Equipo de la Misión Catrimani para pasar allí un mes, pero acabé quedándome, aprendiendo mucho sobre la cultura, la lengua y la vida cotidiana de los yanomami. Durante estos años acompañé muchas situaciones: desde los desastres causados por la construcción de la carretera en los años 70, hasta los esfuerzos por crear el Parque Yanomami, pasando por la lucha política por la defensa de la vida y el reconocimiento de la tierra de este pueblo. Fue una lucha que resultó en la homologación del territorio yanomami en 1992”, describe Zacquini.

Actualmente trabaja en la organización del Centro de Documentación Indígena (CDI), que funciona en Boa Vista y cuenta con un fondo de más de 6.000 documentos, publicaciones, imágenes, audiovisuales y otros materiales importantes a disposición de quien los necesite.

“Es una experiencia de vida incomparable y única vivir con los yanomami, donde he aprendido mucho. A pesar de muchos cambios, he aprendido a amar a estas personas, a respetar y no menospreciar su sabiduría, que tiene muchos más conocimientos que nosotros en muchas áreas, con prácticas diferentes de las nuestras para enseñarles entre ellos”, concluye el misionero que acaba de cumplir 87 años.

Monumento conmemorativo de la homologación de la Tierra Indígena Raposa Serra do Sol. Foto: Archivo de la Consolata

Actualmente, los misioneros de la Consolata en Brasil se dedican a acompañar a los Territorios Indígenas Yanomami (misión de Catrimani) y Raposa Serra do Sol (misiones de Maturuca, Raposa, Cantagalo y Baixo Cotingo), así como a los indígenas Warao, la mayoría de los cuales proceden de nuestra misión en Delta Amacuro – Venezuela, además de la gestión del Centro de Documentación Indígena (CDI), en Boa Vista – RR.

La vida consagrada y la Iglesia en la región panamazónica

El Instituto también se destaca por su histórica disposición a apoyar los servicios de la Iglesia a través de opciones misioneras. Actualmente, el padre Josky Menga está al servicio de la Conferencia de Religiosos de Brasil – CRB en el sector de Nuevas Generaciones y para la Misión Joven en Amazonia. Presentó a la comunidad el trabajo de coordinación y articulación de la vida consagrada joven en el país, que comenzó en 2023, y que se destaca por el proceso interactivo entre las diversas generaciones, con vistas a la resignificación de la Vida Religiosa Consagrada, que se realiza a través de grupos de experiencias y encuentros.

Por su parte, el padre Júlio Caldeira recordó que los misioneros de la Consolata son cofundadores de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) en septiembre de 2014; y que ha sido liberado para trabajar en la Secretaria Ejecutiva de 2019 a 2023, articulando y coordinando el sector de comunicación de esta importante institución de la Iglesia en la Amazonia, territorio que abarca nueve países. En este momento está dedicado a compilar la historia de este camino de la Iglesia en la región panamazónica, que pronto publicará en un libro en español y portugués, además de otros materiales.

En Brasil, hay 85 misioneros de la Consolata presentes en 22 comunidades, acompañando opciones y servicios misioneros en los estados de Amazonas, Bahía, Paraná, Río de Janeiro, Roraima, São Paulo y Distrito Federal.

* Padre Julio Caldeira, IMC, misionero en la Amazonia brasileña.

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