“El domingo 7 de marzo en horas de la noche, cuando regresaba de una reunión con algunos líderes de la comunidad, en Luanda, la capital de Angola en donde trabajaba, fue asesinado el padre Manuel Ubaldo Jáuregui Vega, de los Misioneros de Yarumal.
Por Salvador Medina*
El P. Manuel Ubaldo Jáuregui Veja, joven sacerdote colombiano, nacido en Cúcuta – Colombia el 10 de agosto de 1984, murió en el lugar de su misión y por manos de algunos hijos de esa tierra que, con generosidad y amor, fue a servir: “golpeó accidentalmente una moto que se encontraba en la vía, cuando se disponía a entrar a un establecimiento de comidas rápidas, causando la violenta reacción de los dueños de la moto que lo hirieron gravemente con arma blanca, causándole la muerte casi instantáneamente” (cfr. https://www.misionerosdeyarumal.org)
Ir para cultivar la vida y morir en la siembra
Miembro del Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal (IMEY) desde cuando entró al seminario el 27 de enero de 2007, recibiendo después ordenación sacerdotal el 3 de diciembre de 2015, fue enviado a trabajar en Angola – África, en donde se encontraba desde hacía seis años, cuando se topó, atropelladamente con la muerte, que así leyó y simbolizó un compañero de congregación: “El Padre Manuel Ubaldo Jauregui recibió la fe en su hogar y hecho semilla se hizo misionero y el soplo del espíritu lo llevó a tierras lejanas. Allí plantó su fe, se hizo árbol frondoso, fue sombra y protección, maduró en su fe y sus semillas se quedaron definitivamente en Angola. Hoy la gente lo lamenta, su familia y su comunidad sentimos el vacío, pero sus semillas germinarán en cada persona de Viana y Angola y del mundo entero, nunca sabemos hasta dónde lleva el viento las semillas. la gente lo recordará, ya su vida se hizo árbol y árbol redentor. La víctima inocente se hizo sacrificio por la salud de todos. Manuel cumpliste tu misión y ahora germinarás y producirás frutos de vida eterna (Luis Carlos Fernández López, misionero de Yarumal en Kenia – Africa)
Nos deja con el corazón herido
El sacerdote que era Vicario Parroquial de la Parroquia Santísima Trinidad, encomendada a los Misioneros de Xaverianos de Yarumal en Luanda, fue trasladado a un centro hospitalario, pero, la gravedad de las heridas en los órganos internos generó su deceso. El agresor, afirma Caracol Radio, fue capturado por las autoridades locales y permanece bajo custodia.
Luz Marina Vega, madre de crianza del sacerdote, le dijo a Caracol Radio que, “él siempre fue una buena persona, vivió para servir a la comunidad y nos duele su partida, y más en estas condiciones en donde está tan lejos, no sabemos qué va a pasar ahora y necesitamos la ayuda del Gobierno para poder traerlo hasta esta región de frontera”. Los familiares le han pedido ayuda a la Cancillería colombiana porque la repatriación del cuerpo puede costar hasta 50 millones de pesos y por pandemia es más difícil la labor para trasladar sus restos mortales.
No obstante, el P. Pinilla, representante de los Misioneros de Yarumal, señaló en noticias Caracol que los restos del misionero cucuteño podrían ser dejados en Angola, como ha sucedido con otros sacerdotes fallecido en África.
No es fácil entender y mucho menos aceptar esta realidad, típicamente misionera. Un colega suyo reacciona así, desde su lugar de misión, Lampang, Tailandia – Asia: “En este día, la vida de nuestro hermano sacerdote Manuel Ubaldo Jáuregui m.x.y. fue arrebatada violentamente en Angola (África). Su muerte prematura nos deja con el corazón herido y enmudecido. Te pedimos Señor que nos ayudes a entender este momento con la luz de la Fe. Manuel, tu alegría y cercanía siempre permanecerán en nuestro corazón: descansa en Paz, Amigo” (Andrés Felipe Jaramillo).
Aunque morir es algo natural y, entonces, para todos, sin excepción, la muerte no es igual pata dodos, tiene diferentes significados, dependiendo todos de la manera de como se haya invertido, gastado o donado la vida.
*Por Salvador Medina, Misionero de la Consolata en Colombia