Caminantes de Consolación y Esperanza

Misioneros reunidos en el Centro de Animación Misionera en Barquisimeto. Fotos: Beni Kapala

La Delegación IMC de Venezuela inicia su IX Conferencia con el lema “Caminantes de Consolación y Esperanza”. Los misioneros de la Consolata nel país vuelven a encontrarse y reconectarse con las palabras que inspiraron muchas veces al Padre Fundador, el Beato José Allamano: “Consolad, consolad a mi pueblo” (Is 40,1).

Por Beni Kapala *

Este momento de gracia acontece de 8 al 12 de julio en el Centro de Animación Misionera (CAM) de la ciudad de Barquisimeto con la participación de los 14 misioneros de la Consolata que trabajan en Caracas, Barlovento, Barquisimeto, Tucupita y Nabasanuka, así como tres LMC y la Dirección General: padre James Lengarin, padre Michelangelo Piovano y padre Juan Pablo De los Ríos quien llegaron de Roma.

Es una alegría también dar la bienvenida a los nuevos misioneros que se suman a nuestra Delegación. Nuestra misión es ofrecer la consolación que el mismo Dios ofrece a la humanidad.

Iniciando los trabajos programados el padre Juan Pablo recordó las palabras del Papa Francisco que nos invita a no olvidar de sernos una Iglesia en salida, haciendo énfasis en la necesidad de concentrarnos en el ad gentes de nuestro Instituto.

El objetivo de todo cristiano es ser discípulo y hacer que otros también sean discípulos. Debemos reflexionar personalmente sobre la capacidad de salir de nosotros mismos, de nuestros intereses personales para dejar actuar el espíritu. Trabajar en unidad de intentos, enfocando la mirada juntos.

Algunos rasgos para nuestra espiritualidad misionera:

1. Convicción de haber recibido un llamado de Dios y la decisión de responderle con libertad y responsabilidad. Llamados a ser bendición y a llevar la pasión por el Reino.

2. Vencer el miedo a romper fronteras, atendiendo lo expresado en el documento del XIV Capítulo General (XIV CG 24). Cruzar fronteras no sólo geográficas sino también religiosas, de espiritualidades, existenciales, sociológicas, aceptando lo desconocido con una capacidad de apertura y dejarse sorprender para encontrarse con Dios y encontrarlo entre los más desfavorecidos.

3. Caminar con la humanidad siendo parte de un pueblo, de una comunidad que está en movimiento, creciendo y cambiando.

4. Ser testigos de reconciliación. Nuestras historias personales y sociales están marcadas también por la violencia, que ha dejado muchas fracturas. Hemos de implicarnos en promover la reconciliación que está en el corazón del Evangelio. La consolación implica todo esto y Jesucristo es el instrumento para lograrlo.

5. Apertura al diálogo de espiritualidades: un dialogo integral que busca lo que nos une y que acentúa la experiencia de Dios.

Conferenzia en el Centro de Animación Misionera en Barquisimeto.

Realidad de Venezuela

Para presentar y reflexionar sobre la realidad de Venezuela contamos con la experiencia del padre jesuita, Manuel Zapata, sociólogo investigador y amigo cercano del Instituto. El padre Manuel propone su intervención como un discernimiento y una mirada profunda a lo que vivimos como país. “Mirar la realidad puede generar angustia y desesperanza, pero también puede ayudar a descubrir manifestaciones del Espíritu de Dios que acompaña a la gente”.

Existen factores que impiden el progreso, pero también hay en el pueblo venezolano una fuerza resiliente muy alta y que se manifiesta en cómo la gente sale hacia adelante, mismo con las adversidades.

En Venezuela existen diversas formas de pobreza y exclusión social: podemos hablar de pobreza económica; pobreza social, orientada por una falta de oportunidades y altos niveles de desigualdad social; pobreza humana o daño antropológico; pobreza espiritual en el deterioro de los valores; pobreza educativa que se manifiesta, entre otras formas, en las brechas en el acceso a las tecnologías de la comunicación e información.

La pobreza multidimensional se posiciona en 51,9% en la población. El 89% padece de inseguridad alimentaria. Hay deficiencias en los servicios públicos y la educación y la salud es tan muy golpeadas en el país.

Padre Manuel Zapata, SJ, sociólogo, investigador y amigo del Instituto en Venezuela
La migración sigue su curso

Se habla de 8 a 9 millones de venezolanos que migraron y muchos siguen migrando, aun en medio de una expectativa de posible cambio político. Las consecuencias de este fenómeno migratorio son, entre otros, un envejecimiento de la población, niños no acompañada por sus progenitores y están al cuidado de abuelos u otros parientes. La pornografía digital se hace presente en medio de la vulnerabilidad, así como la presencia de situaciones de trata humana. Hay resentimiento hacia el Estado por el duelo migratorio.

A niveles psicosocial, Venezuela tiene múltiples heridas debido a la polarización, fragmentación en las comunidades y familias y hasta comunidades cristianas. La reconciliación es una necesidad en el país, aunque no sabemos o no hay una propuesta concreta de cómo hacerla.

Lo positivo

Conforme destacado anteriormente, es positivo la alta resiliencia en los venezolanos (sin olvidar del significativo deterioro de la salud metal y la evidencia de suicidios), el optimismo es alto también en el País, la participación en diferentes áreas recreativas, espirituales y deportivas.

Vencer el miedo a traspasar las fronteras
Historia

Los misioneros de la Consolata llegarón en Venezuela en 1970 con el padre Giovanni Vespertini, inicialmente en la diócesis de Trujillo, asumiendo la parroquia de la Quebrada. En 1974, con la llegada del padre Francisco Babbini, el Grupo IMC Venezuela alcanzó su autonomía bajo la responsabilidad de la Dirección General dejando de ser una extensión de la Región IMC Colombia. En 1982 el Grupo pasó a ser Delegación, dedicada a la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela. 

Celebración eucarística presidida por el P. Vilson Jochem

Actualmente hay 15 misioneros de la Consolata de distintos países trabajando en Venezuela: en Caracas (barrio de Carapita y en la sede de la Delegación), Barquisimeto (Centro de Animación Misionera), Barlovento (Pastoral Afro en cuatro parroquias), Tucupita y Nabasanuka (Pastoral Indígena con el pueblo Warao). El mons. Lisandro Rivas Durán es obispo auxiliar de la archidiócesis de Caracas.

Participan de la IX Conferencia tres LMC: Fátima Contreras, Roger Quiñones y Damari Mujica.

Las hermanas Misioneras de la Consolata (MC) y los Laicos Misioneros de la Consolata (LMC) también están presentes en diversas actividades misioneras.

La programación de la IX Conferencia sigue con trabajos en grupos sobre nuestras realidades como Delegación IMC. Las jornadas culminan siempre con la oración animada por los diversos equipos conforme las opciones misioneras: pastoral Indígena, pastoral afro, pastoral urbana, AMJV, etc.

* Padre Beni Kapala, Equipo de comunicación IMC Venezuela

Contenido relacionado